octubre 25, 2013

Nietzsche


Filosofía de la metáfora y filosofía metafórica en Nietzsche


…¿y si la metáfora no fuera otra cosa que la imagen móvil en la cual
el pensamiento trata de reconocerse y, en consecuencia, de quedar
de algún modo fijado en el lenguaje?
PIER ALDO ROVATTI, Como la luz tenue.

Por: Rebeca Maldonado Rodriguera


En el siglo que pasó, la hermenéutica dejó en claro que es sobre la base de significaciones constituidas que se despliega y cambia de horizonte el ser humano. La vida humana es un largo devenir de significaciones e interpretaciones que ata constantemente el pasado con el futuro en el presente desde los sentimientos de temor, angustia o esperanza. Sin embargo, falta dar cuenta de todas las posibilidades de significación del espíritu y de su función o lugar en la vida humana, y sobre todo prestar atención a aquellas formas de significación que en virtud de su equivocidad quedaron relegadas a un decir menor o disminuido.1 Para dicho trabajo propongo una tesis general que sirva de punto de partida y que denominaré la omnipresencia del lenguaje ordinario: si el lenguaje impregna la totalidad de la vida humana, es necesario rechazar las distinciones o separaciones radicales entre el lenguaje ordinario y el lenguaje poético, entre el lenguaje especializado y la lengua hablada, entre el diálogo de especialistas y colegas y el diálogo de amigos. El lenguaje poético o el diálogo entre especialistas son formas específicas del lenguaje ordinario y común, que se desarrollan desde la vida común y ordinaria. Esta perspectiva es un horizonte de interpretación fundamental: es desde el suelo del lenguaje ordinario, de los significados adquiridos en común, que se crean nuevos significados y acontecen todas las creaciones y formas del lenguaje. Para el caso que nos ocupa, la metáfora: al quedar reducida al discurso poético, se olvida que la producción de la metáfora se extiende a todo tipo de discurso y está presente en todo el territorio del lenguaje. Palabras y frases como "prefiero no tocar esos terrenos…", "el texto está plagado de errores…", "dar rienda suelta a la creatividad", "la cuna de la civilización" y "el fruto del pensamiento", hasta formulaciones filosóficas como "la nada señorea el ser" (Hegel) o "el territorio de la verdad está rodeado por un océano ancho y borrascoso" (Kant) son formas de decir, de hablar, que nos hacen pensar que la metáfora está presente en todos los registros del lenguaje, aun cuando se trate de metáforas lexicalizadas, consolidadas; es decir, aun cuando no sean metáforas vivas o nacientes, como las de Hegel o Kant. A la omnipresencia de la metáfora en el lenguaje y a la posibilidad de pensar el universo y el mundo metafóricamente le llamaré la universalidad de la metáfora. Nietzsche sostiene la universalidad de la metáfora. El universo es pensable en virtud de la metáfora. Todo el territorio de la significación humana es metafórico.

Este texto dirige su atención a la filosofía de la metáfora de Nietzsche, a la concepción del pensar que de ahí emerge y a su puesta en marcha en Así habló Zaratustra como filosofía metafórica. Al asumir la universalidad de la metáfora, Nietzsche la transforma en la cuna de significación, pero además, si todo el lenguaje está constituido metafóricamente, ¿no se vuelve necesario acuñar formas de pensamiento nacidas a su vez de la creación metafórica? Como veremos, la filosofía metafórica de Nietzsche corresponde a la universalidad de la metáfora que propone enLa verdad y la mentira en sentido extramoral (1873)

¿Qué es la verdad? Una multitud en movimiento de metáforas, metonimias, antropomorfismos; en una palabra, un conjunto de relaciones humanas que, elevadas, traspuestas y adornadas poética y retóricamente, tras largo uso el pueblo considera firmes, canónicas y vinculantes: las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son, metáforas ya utilizadas que han perdido su fuerza sensible, monedas que han perdido su imagen. ( Nietzsche, 1974a: 91)
Unir pensamiento y vida

Cuando Nietzsche era un estudioso de la filología clásica, dedicado a los textos clásicos, a las sentencias de Teognis y a la compilación de Diógenes Laercio, o cuando se dedicaba a la fiabilidad de las fuentes y a los problemas de transmisión histórica, comenzó a sentir que los libros le enseñarían, "pero que no lo harían un hombre". Este sentimiento antecede a El nacimiento de la tragedia (1872). Su vida estaba dedicada a los textos clásicos, y en una carta a uno de sus amigos escribe: "yo contemplo a la filología como aborto de la diosa filosofía, engendrado por un idiota o por un cretino" (Ross, 1994: 144). Estas preocupaciones que datan de 1868, llegan a tener en sus cartas formulaciones muy precisas, como la que sigue:



A decir verdad, a cada ciencia concreta le pido su documentación; y si no puede demostrar que en su ámbito hay un gran objetivo cultural, es cierto que siempre la dejo pasar. […] Algunas ciencias se vuelven un día seniles: y el espectáculo es desolador cuando éstas, con el cuerpo extenuado, las venas agostadas, la boca seca, buscan la sangre de naturalezas jóvenes y la chupan como vampiros. (Ross, 1994: 144)

Fue en esa época cuando llega a sus manos El mundo como voluntad y representación de Schopenhauer. Sus ocupaciones filológicas y el texto de Schopenhauer chocaron en su espíritu. Contrario a los estudios filológicos, su lectura le produce el efecto de quien penetra en la espesura de un bosque, respira profundamente y al instante se vuelve a encontrar bien. Dice de Schopenhauer: "Aquí hay siempre un aire, aquí hay una inimitable espontaneidad y naturalidad, como las que perciben los seres humanos que tienen en sí mismos su hogar" (Ross, 1994: 150). No había nada más opuesto a la vida que la filología. La filología menguaba la vida. Ya en El nacimiento de la tragedia, Nietzsche critica al hombre teórico por el abismo que abre entre pensamiento y vida. El pensamiento trágico tendría que cerrarlo ese abismo al pugnar por un conocimiento desde la óptica de la vida. Y por eso sentencia: "todo lo que nosotros llamamos cultura, formación, civilización, tendrá que comparecer alguna vez ante el infalible juez Dioniso" (Nietzsche, 1992: 159). Dioniso es el dios del devenir, del cambio, de la sexualidad, del cuerpo, de la afirmación de la vida. Más tarde, guiado por su propia experiencia filológica, Nietzsche supo que los estudios históricos tienen que estar al servicio de la vida y que un exceso de historia mata a la vida. Esto quedó plasmado en Sobre la utilidad y el perjuicio de la historia para la vida (1873).

En ese año, Nietzsche se lanza a una crítica de las instituciones culturales, de la ciencia, de la religión, etcétera, en una serie de conferencias que dictó en la Universidad de Basilea llamadas Intempestivas. En particular, Sobre la utilidad y el perjuicio de la historia…, texto que formó parte de esas pláticas, señala que un pensamiento que nace de las más hondas necesidades vitales tiende a crear la unidad con la vida, pero el problema de la modernidad es justamente el de la escisión y la fragmentación. Particularmente, el hombre moderno dedicado al pensamiento sufre la ruptura entre el exterior y el interior, a la cual, en un lenguaje cultural ulterior, se le llamará enajenación o alienación. Y, para el Nietzsche de Sobre la utilidad y el perjuicio de la historia… debemos romper con la alienación: por un lado, la intoxicación de ideas, esquemas y conceptos provenientes de la tradición y de una relación muerta con ella y, por otro lado, la realidad exterior que pide nuevos esquemas de interpretación y un acceso más originario a sus problemas. Esta escisión plantea la tarea al pensar: el pensamiento debe estar al servicio de la vida. En cambio, el academicismo y la erudición son las formas idóneas para exterminar la vida. La principal enseñanza que Nietzsche parece haber extraído de su experiencia filológica y sobre todo después de aquella desastrosa polémica con Wilamowitz –quien cuestionaba la cientificidad de El nacimiento de la tragedia– es que la ciencia es el astro que se interpone entre el pensamiento y la vida.
El filósofo: tejedor de telarañas conceptuales2



Nuevos caminos recorro, un nuevo modo de hablar llega a mí; me he cansado, como todos los creadores, de las viejas lenguas. Mi espíritu no quiere ya caminar sobre sandalias usadas.

Nietzsche, Así habló Zaratustra.

Unir pensamiento y vida es la tarea filosófica de Nietzsche, su condición: la transformación o transvaloración de las formas habituales de expresión filosófica. Que Nietzsche haya sido filólogo no marcó un límite para su filosofía. Como filólogo, fue formado en la lectura, en el arte de la interpretación, en las formas de expresión y de tratamiento del lenguaje. Hasta ese momento, la filosofía desde Platón era un pensamiento conceptual, exclusivamente racional, plasmado en un sistema de conceptos de larga tradición. Nietzsche quería ser filósofo y, en contraposición a esa tradición, se planteó recuperar los sentidos, los instintos, el cuerpo y la Tierra, acabar en suma con la diferencia mundo sensible/mundo inteligible. En Más allá del bien y del mal (1885) dice de los filósofos "sabían encontrar un triunfo más alto en permanecer dueños de esos sentidos: y esto, por medio de pálidas, frías, grises redes conceptuales que ellos lanzaban sobre el multicolor torbellino de los sentidos" (Nietzsche, 1986: 35). A lo largo de su creación filosófica fue acuñando una tesis: conceptualizar es el acto de petrificar, contener, congelar aquello que es vivo y deviene, mientras que la metaforización es un acto de crear, de pensar el mundo, de echar a andar el pensamiento desde el espacio de una metáfora; es decir, volver al pensamiento sensible. La tarea de unir pensamiento y vida es posible desde la metáfora, pues es ésta la que está cargada de fuerza sensible. Pero cómo a esto se le podía seguir llamando filosofía si ésta lo que justamente había hecho era negar el mundo, negar la tierra, en pos de la sistematicidad y la coherencia, de un mundo más estable y permanente, a través de conceptos. Eso lo obligaba a transformar las formas de expresión consabidas y sobre todo su resultado: el sistema en cuanto visión coherente de la totalidad del ser. El sistema había sido la pretensión máxima de la filosofía. La filosofía había creado un columbrario de conceptos, una serie de nichos donde meter cosas, redes conceptuales, de manera que se logre un edificio de conceptos cada vez más robusto. Sin embargo, Nietzsche expresa: "Yo desconfío de todos los sistemáticos y me aparto de su camino. La voluntad de sistema es una falta de honestidad" (Nietzsche, 1979: 33). La oposición pensamiento/vida consagrada en el concepto y el sistema es la deshonestidad misma. En su carencia de sentido histórico y su odio a la noción de devenir, los filósofos han negado a la muerte, el cambio, la vejez, así como la procreación y el nacimiento. Han sido deshonestos con la Tierra. Por el contrario, la crítica nietzscheana al lenguaje conceptual considerará que "todo lo que los filósofos han venido manejando desde hace milenios fueron momias conceptuales; [y que] de sus manos, nos dice, no salió nada real vivo" (Nietzsche, 1979: 45).
Principio analógico del lenguaje o la disposición de las cosas en términos antropomórficos

La larga brega de la crítica nietzscheana contra el lenguaje conceptual inicia en 1872. En fragmentos póstumos que corresponden a ese año, Nietzsche reflexiona sobre el antropomorfismo, la creación filosófica, la imagen, la fantasía (Nietzsche, 1974b). El pensar pende de una imagen seductora que como un aletazo de la fantasía permite el salto a otra imagen; se descubre una analogía y, en esa medida, una visión rápida de semejanzas. La semejanza construye relaciones distintas entre lo contrastante, y este procedimiento será el núcleo de la productividad lingüística. De este modo, cuando hablamos de que "la vida pende de un hilo", se manifiesta que "la extraordinaria productividad del entendimiento, es una vida en imágenes" (Nietzsche, 1974b: 37). Nos imaginamos entonces esa hoja suspendida de un hilo de araña en el bosque, vemos en la fragilidad de ese hilo casi invisible y la inminencia de su fin a la vida. El entendimiento selecciona una imagen que posteriormente da lugar a una nueva serie de imágenes. Por eso el filósofo no es opuesto al artista ni el artista al filósofo. Ambos editan una imagen del conjunto de la realidad de acuerdo con criterios antropomórficos. El antromorfismo lingüístico que subyace en la metáfora es universal. Nos dice: "El hombre individual considera incluso el sistema sideral como a su servicio o en conexión con él" (Nietzsche, 1974b: 44).

La universalidad de la metáfora indica que el universo es concebido metafóricamente. El antropomorfismo está presente en las construcciones más elaboradas. Empédocles habla del amor y del odio en el cosmos; Anaximandro, de la ley de la eterna justicia; Heráclito, del logos. Pensamos y hablamos antropomórficamente. Y para Nietzsche es muy importante iluminar la actividad del intelecto desde la plenitud del lenguaje metafórico para comprender que todas las construcciones conceptuales son antropomórficas y, por lo mismo, indemostrables: remiten a relaciones humanas, al significado. Gadamer, al hablar del camino que media entre la lengua hablada y su uso filosófico, dice:



La enorme diferencia frente al uso escolástico de essentia es que en griego ousía es una palabra del vocabulario vivo que significa más o menos el patrimonio, todo cuanto forma parte de una unidad doméstica: casa, graneros, vacas, aperos y las personas que trabajan para la familia. Todo eso es ousía y sólo cuando se tiene la experiencia viva de todo ello se puede entender también la clase de expresión filosófica que es ousía en relación con la pregunta por el ser: es algo que está ahí tan segura y naturalmente como el propio patrimonio. (Gadamer, 2002: 130)

Gadamer interpreta este hecho del siguiente modo: "El significado de cada palabra se determina en cada momento por el conjunto de la lengua natural hablada, y ésta, como todas, nos permite ver el todo" (Gadamer, 2002: 130). Si Nietzsche tuviera que interpretar este hecho, pensaría que la palabra essentia ejemplifica una vez más la producción analógica del lenguaje; de manera que el secreto de la continuidad entre la lengua hablada y el uso filosófico es la metáfora. Más aún, la universalidad de la metáfora alcanza un punto tal que no habría oposición entre concepto y metáfora, pues un concepto, según Nietzsche, es un "residuo" de metáfora. "La […] transposición artística de un estímulo nervioso a imágenes es si no la madre, la abuela de cualquier concepto" (Nietzsche, 1974a: 93).

La metáfora es el núcleo del lenguaje. El hombre no es un ser que habla, sino que crea metáforas. Es aquí donde aparece la fisiología del lenguaje en Nietzsche: "Este instinto que impulsa a la formación de metáforas, este instinto fundamental del hombre, del que en ningún momento se puede prescindir, porque en tal caso se habría prescindido del hombre entero" (Nietzsche, 1974a: 98). La creación metafórica es condición de la vida, y por eso el ser humano tiene como impulso e instinto más fundamental crear metáforas: transponer instintos e impulsos fisiológicos a una realidad impersonal. La transposición es la unión de una sensación y una imagen visual por analogía. Así se descubren semejanzas. Así se transpone el adjetivo muerto al teléfono, y se dice: "el teléfono está muerto". El pensamiento metafórico que inaugura Nietzsche en la historia de la filosofía busca pensar desde las condiciones de la vida y desde el antropomorfismo que nos constituye, pues la metáfora es la juntura entre el pensamiento y la vida.
Metafórico: el modo humano de hablar

Pero si el movimiento del sentido es metafórico, Nietzsche critica un pensamiento que se separa de la producción analógica del significado para pretender crear conceptos sin hacer uso de imágenes siempre sensibles. La metafísica de manera no metafórica pretende dar cuenta del ser, de lo incondicionado; en suma, de lo absoluto –que es lo "último, lo más tenue, lo más vacío"–, a través de una larga serie de demostraciones (Nietzsche, 1979: 48). En La verdad y la mentira en sentido extramoral, el filósofo descubre que la conceptualización separa de la vida porque quiere olvidarse de su origen sensible, intuitivo y metafórico hasta convertir su lenguaje en el "último humo de una realidad que se evapora". En Así habló Zaratustra Nietzsche piensa que es el cuerpo miserable, enfermo, menguado, disminuido, el que ha inventado saltos más allá de la Tierra y quiere morir. En cambio: "El cuerpo sano habla del sentido de la Tierra." "Es mejor que oigáis la voz del cuerpo sano: es ésta una voz honesta y más pura" (Nietzsche, 1985: 59). En la conceptualización subyace una perversión del lenguaje. En Así habló Zaratustra dice Nietzsche del metafísico: "oyó que el vientre del ser le hablaba" (Nietzsche, 1985: 57). Y agrega: "Pero […] el vientre del ser no habla en modo alguno al hombre, al no ser en forma de hombre" (Nietzsche, 1985: 57). ¿Cuál es esa forma verdaderamente humana de hablar? La forma humana y originaria de hablar es la metáfora. "Se abren todas las palabras y los armarios del ser: todo quiere hacerse palabra, todo devenir quiere aprender a hablar en metáfora" (Nietzsche, 1985: 259). Para Nietzsche, el filósofo que busca descender a la Tierra y recuperar lo sensible tiene que recurrir a la metáfora como forma ordinaria de hablar. En cambio, el lenguaje de la metafísica es una extravagancia, pues "todo ser es difícil de demostrar" (Nietzsche, 1985: 57). El lenguaje poeticoana-lógico y antropomórfico es el lenguaje de la Tierra, es el lenguaje humano: "habla del cuerpo, y continúa queriendo el cuerpo, aun cuando poetice y fantasee y revolotee de un lado para otro con rotas alas" (Nietzsche, 1985: 58).

La metáfora es lo originario, el lenguaje está "plagado" de metáforas y una metáfora es la captación de las cosas a través de una imagen única y dominante. De la cadena montañosa llamada "sierra" el lenguaje llama "sierra" al objeto que sirve para cortar madera. El procedimiento metafórico como forma de nombrar las cosas es tan propio en el lenguaje cotidiano que llama también además serpentinas a esas tiras alargadas de colores y de papel que al lanzarse son tan serpeantes como las serpientes, además de largas. La metáfora no es ni extraordinaria, ni extravagante: es la forma humana de hablar. Es decir, el movimiento de hacer predominar una imagen en la captación del objeto es el ejercicio fundamental del lenguaje y el pensar debe estar en sintonía con él. El lenguaje nos hace decir cómo es algo para nosotros, esto es, antropomórficamente, a pesar de su equivocidad e impertinencia; a pesar de la distancia en género y especie entre la serpentina y la serpiente, entre la falda del cerro y la prenda femenina. Pareciera que la taxonomía en la botánica y la zoología es justamente la rebeldía contra la metáfora, porque está harta de esa forma de denominación: diente de león, ojo de canario, lengua de vaca, llora sangre, nochebuena, cola de zorro, etcétera. En cambio, el lenguaje ordinario, con su principio metafórico, salva abismos.

En Así habló Zaratustra la metáfora es también salvadora de abismos. En el parágrafo "De la virtud que hace regalos" Zaratustra pregunta: "¿cómo llegó el oro a ser el valor supremo?" Y se contesta, "porque es raro, inútil y resplandeciente, y suave en su brillo; siempre hace don de sí mismo". Y añade: "sólo en cuanto reflejo de la virtud más alta llegó el oro a ser el valor supremo. Semejante al oro resplandece la mirada de aquel que hace regalos. Brillo de oro sella paz entre Luna y Sol." (Nietzsche, 1985: 118). Nietzsche era muy consciente de ese procedimiento analógico, porque sabía que la analogía es el principio más originario del lenguaje al hacer uso de la experiencia común, la tradición, etcétera. La metáfora es un modo de conocimiento del mundo que obliga a identificar dos objetos de género diferente a partir de sus rasgos considerados predominantes, para producir un nuevo ámbito de significación. En este movimiento metafórico el lenguaje, ahora en desespero de la metafísica, penetra en el mundo, lo absorbe en sus rasgos esenciales, y luego lo transforma.



Qué seguro contemplaba mi sueño este mundo finito, lo contemplaba no curioso, no indiscreto, no temeroso, no suplicante:–/como si una gran manzana se ofreciese a mi mano, una madura manzana de oro, aterciopelada, fresca y suave piel:/ así se me ofrecía el mundo:–/como si un árbol hiciera señas, un árbol de amplio ramaje, de voluntad fuerte/ un cofre abierto, para éxtasis de ojos pudorosos y reverentes: así se me tendía hoy el mundo/ ¡una cosa humanamente buena era hoy el mundo, de quien tan mal se suele hablar! (Nietzsche, 1985: 263)

O bien: "Oh alma mía, inmensamente rica y pesada te encuentras ahora, como una viña, con hinchadas ubres y densos y dorados racimos de oro/apretada y oprimida por tu felicidad, aguardando a causa de tu sobreabundancia y avergonzada de tu aguardar" (Nietzsche, 1985: 306).

Antes de la analogía, ¿qué relación podía establecerse entre el oro y la virtud?, ¿entre la manzana y el mundo?, ¿entre la viña y la sobreabundancia? En una metáfora se crea la unidad analógica creadora del sentido, y en ese espacio las cosas se vuelven pensables para el hombre. Es desde el suelo de la metáfora donde se aportan los rasgos esenciales de aquello que se quiere decir. Por eso, un filósofo tiene que aprender a mirar los objetos, las situaciones, pues de ahí puede advenir el nacimiento del significado. "Pero éste es el método de raciocinio del filósofo contemplativo y del artista. Hace lo mismo que todo el mundo cuando se trata de impulsos fisiológicos personales: transponer a un mundo impersonal." (Nietzsche, 1974b: 57). El filósofo no debe temer a sus metáforas, ahí ocurre un regreso a lo sensible pero quintaesenciado. La metáfora nos devuelve una estética verdaderamente trascendental, pues además de ser un llamado a lo sensible es condición de conocimiento. La metáfora constituye una transgresión al trato conceptual con la realidad: al filtrar en imágenes nuestra experiencia del mundo, lo vuelve pensable. Otorgando dignidad a lo visible, el mundo y la vida se vuelven pensables. La metáfora vuelve pensables las cosas, la Tierra, la muerte, el dolor, la vida. Recordemos que Zaratustra pensaba que sólo creería en un dios que supiera bailar. Dios como tal no es pensable, pero sí un dios que baila.
Palabras que se abren como flores

Aldo Rovatti alude en su texto sobre metáforas a un verso de Hölderlin de Pan y vino; particularmente, menciona del verso lo siguiente: palabras como flores. Lo que le importa a Rovatti es el adverbio como; esto es, cómo la filosofía piensa el adverbio "como" y su indicación de igualdad, semejanza o parecido entre dos cosas en una metáfora. Pero, ¿cómo debemos interpretar "palabras como flores"? Estas tres voces juntas pueden despertar en quien las escucha el proceso de floración. La floración es la época en que se abren uno a uno los botones de las plantas, pero toda floración tiene su inicio. Pues bien, el aparecer de una metáfora conduce como flores a la aparición de mil metáforas, por eso dirá Nietzsche: "Nuestros sentidos imitan la naturaleza retratándola constantemente. La imitación presupone una recepción y, después, una transposición continuada de la imagen recibida a mil metáforas, todas eficaces. Lo análogo." (Nietzsche, 1974b: 69).3 En el principio analógico del lenguaje descansa la productividad del significado, en cuanto se descubre una semejanza aparecen una larga serie de semejanzas. Las primeras líneas de Así habló Zaratustra (1881-1885) son ejemplo de este procedimiento. Ahí leemos:

"«¡Oh gran astro! ¡Qué sería de tu felicidad si no tuvieras a aquellos quienes iluminas!…»"

De la primera metáfora que aparece en el texto se abre la siguiente metáfora: la estira para dar lugar a una segunda metáfora:

(2) "sin mí, mi águila y mi serpiente tú te habrías hartado de tu luz y de este camino." (Nietzsche, 1985: 31)

(3) Nietzsche crea otra metáfora dentro de esta tendencia significadora del lenguaje:

"Pero nosotros te aguardábamos cada mañana, te liberábamos de tu sobreabundancia y te bendecíamos por ello." (Nietzsche, 1985: 31)

El aparecer de una metáfora es una guía interpretativa originaria, porque mueve al pensar pues su riqueza interpretativa, su ser fuente de interpretación, se muestra inagotable: lanza al pensamiento a un despliegue incesante de metáforas y en esa medida se interpreta a sí mismo. Pier Aldo Rovatti, representante de la escuela del pensamiento débil, nos dice en Como la luz tenue: "Sabemos que no es posible detenerse por mucho tiempo en la misma metáfora: en ella, el pensamiento busca su movilidad, y encuentra una representación de aquello que lo instiga. La metáfora le devuelve el juego contradictorio y paradójico de su propio movimiento" (Nietzsche, 1990: 23). Cuando una metáfora aparece en la mente del filósofo parece como si la metáfora contuviera al todo, pero esto es sólo una apariencia, pues está necesitada de su despliegue. De esto ya nos había hablado Kant, al decirnos que el aparecer de una analogía tiene principio, pero no tiene conclusión. En el inicio de Así habló Zaratustra, la metáfora de semejanza en semejanza conduce a otra imagen, a otra metáfora de sobreabundancia y plenitud y luego a otra:

(4)"Yo estoy hastiado de mi sabiduría, como la abeja que ha recogido demasiada miel, yo tengo necesidad de manos que se extiendan." (Nietzsche, 1985: 31)

(5) "Bendice la copa que quiere desbordarse para que de ella fluya el agua de oro llevando a todas partes el resplandor de tus delicias." (Nietzsche, 1985: 32)

A través de una serie de enunciados metafóricos se presenta a Zaratustra como la copa de oro llena de delicias, de sabiduría, de placer que quiere derramarse en el mundo de los hombres. Pues bien, los parágrafos de Así habló Zaratustra son series de enunciados metafóricos, que desentrañan uno a uno el significado de la semejanza inicial. No se trata de un proceso lógico demostrativo del discurso, sino de un modelo de pensamiento que descubre caminos de pensamiento a partir del despliegue del significado de una intuición originaria dada en una metáfora también originaria. En cambio, el concepto es sepulcro de intuiciones. Frente a la movilidad del pensar que posibilita la metáfora, el concepto momifica el pensar; más aún, el concepto momifica al mundo y el pensar: recordemos que Nietzsche habla de momias conceptuales. La tarea de Nietzsche es desplazar la razón y su necesario complemento, el concepto, hacia la intuición y su necesaria creación, la metáfora. "Malvadas llamo y enemigas del hombre a todas esas doctrinas de lo Uno, lo Lleno y lo Inmóvil y lo Saciado y lo Imperecedero." (Nietzsche, 1985: 132).
Metáfora en filosofía

Desde La verdad y la mentira en sentido extramoral, el uso de las metáforas en Nietzsche ya era un acto querido y deseado. Sabía que la alternativa que había planteado en La verdad y la mentira… era la suya propia: crear obras producto de la necesidad lógica, conceptual, argumentativa y obras que nacieran de la intuición metafórica que produce dentro de su ámbito no la coagulación del pensamiento, sino su despliegue, el devenir y la vida misma del pensamiento. La creación de metáforas es la danza del pensamiento. Los conceptos, signo de su indigencia. La filosofía tiene que ver con el placer creador. Pero el replanteamiento del lenguaje filosófico tiene que ver con un replanteamiento del lenguaje en general. Nietzsche aspiraba a un pensamiento terrestre, digno de esta Tierra, de su nacimiento, de su crecimiento y hasta de su muerte, y en esa búsqueda descubre que las metáforas son el saber más alto al que puede aspirarse, porque crear metáforas es el destino del pensamiento.



El intelecto […] se encuentra libre y desembarazado de su trabajo de esclavo todo el tiempo que puede engañar sin perjuicio y entonces celebra sus saturnales. Nunca jamás es más exuberante, más rico, más orgulloso, más hábil, ni más temerario; con placer creador lanza metáforas desordenadamente y desplaza los mojones de las abstracciones […] En este momento ha arrojado de sí el signo de su servidumbre […] Estos gigantescos andamiajes y entramado de tablas de los conceptos a los que, durante toda su vida, se agarra el hombre menesteroso para salvarse, representan para el intelecto liberado una mera armadura […] y cuando lo deshace, confunde sus elementos, los recompone irónicamente emparejando las piezas dispares y separando las más similares, descubre que ahora no necesita el expediente de la indigencia y que ahora ya no se deja guiar por conceptos, sino por intuiciones. A partir de estas intuiciones no existe ningún camino regular que conduzca al país de los esquemas quiméricos, de las abstracciones; no está hecha la palabra para ellas. (Nietzsche, 1974a: 99)

La poesía responde al destino más alto del lenguaje, ahí se vuelve manifiesto. Pero, ¿cuál es la función de la metáfora en filosofía? En filosofía, particularmente las metáforas nietzscheanas, responden a un determinado problema de la tradición filosófica, por eso no cualquiera que abra el texto de Nietzsche Así habló Zaratustra está capacitado para entenderlo. El subtítulo de así habló Zaratustra dice: Un libro para todos y para nadie. Las metáforas nietzscheanas son lecturas de la tradición filosófica y a la vez alternativas de solución a los problemas señalados de dicha tradición. Con el poder de la metáfora y el símbolo, el creador de Así habló Zaratustra elabora una crítica de la escisión mundo sensible/mundo inteligible, que había conducido a un desprecio por la Tierra. En cambio, es el modo de hablar por metáforas que reconduce a la Tierra. Si la metáfora tiene una función profética es porque ella es anunciación de la Tierra y del mundo, del cuerpo y de los sentidos. Ese es el poder de la palabra. Dice Zaratustra: "¿Podrías vosotros pensar a Dios? –Que la voluntad de verdad signifique para vosotros esto, ¡que todo sea transformado en algo pensable para el hombre, visible para el hombre, sensible para el hombre! ¡Vuestros propios sentidos debéis pensarlos hasta el final!" (Nietzsche, 1985: 132). Lejos de un reforzamiento del imperio de la razón que refuerza la escisión mundo sensible/mundo inteligible, Nietzsche nos deja en el pórtico de otra razón. La razón metafórica reconoce su origen sensible, reaprende a crear a partir de sus metáforas guías, recupera la fuerza sensible de las palabras, aprende a escuchar en metáfora, a traspasar la literalidad y ubicarse en la metáfora como el verdadero horizonte de la escucha. Al pensador atento al devenir, al dolor, a los sentidos, el ser se le da en metáforas. Nietzsche-Zaratustra accede a la razón metafórica. Piedras, animales, cielos, frutos advienen al lenguaje de Zaratustra en imágenes que le permiten crear una crítica a la razón occidental. Pero a un pensamiento atravesado por una concepción metafísica ¿le puede interesar esta realidad? ¿La realidad del cuerpo, de los sentidos, del mundo? ¿El cielo, los mares, los animales, los árboles, el sol? En este sentido, es muy conmovedor ver cómo Zaratustra –y el propio pensamiento nietzscheano desde Humano demasiado humano– habiendo realizado la ruptura con las oposiciones tajantes, se abre a todas las cosas, y cómo en su discurso va ocupando la posición de todas ellas, cómo va rompiendo sucesivamente con la relación sujeto-objeto, con ese milenario y necesario ostentar una posición privilegiada frente al objeto; hasta descubrir ese abismo de luz, Licht Abgrund, que es el mundo, en el cual cada existente guarda su lugar, sin quitar sombra, restar dignidad e importancia a nada. Cada cosa que existe resplandece como si tuviera un cielo propio. El mundo no responde a ninguna ordenación jerárquica, pero tampoco su ordenación y los lugares que se mantienen en él responden a una racionalidad, finalidad o a una intelección última. Esta manera de vivenciar la totalidad a través de la metáfora fue el camino que Nietzsche encontró para devolver la profundidad al hombre y al mundo del hombre.4

Recordemos el fragmento "Antes de la salida del Sol" de Así habló Zaratustra. El cielo abierto, sin nubes, metáfora inicial, se convierte en un verdadero interlocutor, que le enseña que bajo el cielo de la inocencia cada cosa se encuentra bendecida; bajo el cielo azul, cúpula del mundo, cada cosa tiene su razón: "Estoy enojado con las nubes pasajeras, con esos gatos de presa que furtivamente se deslizan: nos quitan a ti y a mí lo que nos es común, -el inmenso e ilimitado decir sí y amén" (Nietzsche, 1985: 234). "La coacción, la finalidad y la culpa exhalan vapores como si fuesen lluvia" (Nietzsche, 1985: 234). Por supuesto que esta metáfora se asocia a otra; se interpreta con otra sentencia metafórica: los conceptos supremos como lo incondicionado, lo bueno, lo perfecto "son el último humo de una realidad que se evapora" (Nietzsche, 1979: 48). Pero también se relaciona con otra metáfora que aparece en el Crepúsculo en "Cómo el mundo verdadero se transformo en fábula". Ahí Nietzsche piensa a la historia de la metafísica como un proceso de acortamiento de la sombra, donde Platón representa la sombra más larga proyectada sobre la Tierra y Zaratustra el momento de la sombra más corta, el mediodía. Así que evaporación de la realidad, formación de nubes conceptuales, ensombrecimiento del mundo, constituyen todo un núcleo metafórico que permite pensar la crítica a la tradición occidental a través de imágenes únicas. Nietzsche aspiraba así a la extinción de las sombras sobre la Tierra: con su proyecto poeticofilosófico descubre la vía hacia un nuevo pensar, un pensar que unifica pensamiento y vida en la metáfora.

En el Crepúsculo de los ídolos, habla de los conceptos como representantes de una realidad que se ha vaciado de su contenido y es, por lo tanto, evanescente. La metáfora pretende otra cosa: crear desde el lenguaje, descubrir un sentido plenario de la realidad, no representar. Antes de Nietzsche, la filosofía había sido representación de la representación, idea de la idea, concepto del concepto. La metáfora que nace de una vivencia única e individual no tiene pareja: es un ámbito de significación, de despliegue de pensamiento, de iluminación ÚNICA, como la danza que permite pensar el deshielo, la movilidad de lo real a partir de la muerte de Dios, o el cielo despejado y la realidad sin sombras conceptuales, o el rechazo de Zaratustra a enderezar jorobados o devolverle la visión a un ciego, pues lo que importa es "transformar todo lo que fue en así lo quise yo". En Nietzsche, las metáforas iluminan el pensamiento, el ser y la acción del hombre, pues ese es el genuino poder del ser humano: iluminar la existencia desde la metáfora. El decir metafórico reinventa el lenguaje de la filosofía con imágenes que provienen de la Tierra y de los sentidos y permiten pensar el sentido ético y ontológico de Occidente.

Si en La verdad y la mentira en sentido extramoral, Nietzsche nos había dado una definición del hombre como un ser productor de metáforas, en La genealogía de la moral el filósofo plantea como acontecimiento histórico fundamental la transformación del hombre en un animal sin metáforas. Dice Nietzsche: "el hombre se ha convertido en un animal, en un animal sin metáforas" (Nietzsche, 1981: 178) ¿Cómo pensar esto? En virtud de la aparición de la ciencia moderna, este acontecimiento es el hecho decisivo de la conciencia filosófica moderna. El hombre ha rodado del centro a la periferia. El antropomorfismo del lenguaje pleno de experiencia, historia, tradición y vida, que es todo lo que el hombre es, se sustituye por un dominio del lenguaje unívoco, riguroso, lógico, objetivo, en el ámbito de la filosofía, como si el lenguaje renegara de sí mismo y quisiera un lenguaje dentro del lenguaje. Un lenguaje uno, lógico y universal, parece ser la nueva aspiración metafísica. Recordemos "p: el orden del caos". En esta película el protagonista estaba obsesionado por la posibilidad de someter el cosmos a un lenguaje matemático. Y pensando que el universo es de cabo a rabo lenguaje matemático y buscando la cifra que resume el universo y subyace a él, se privó del brillo de la fugacidad de los instantes. Ante semejantes pretensiones, Gadamer no puede más que sonreír, recordándonos que "la palabra apropiada, no se nos ha ocurrido aún, no ha venido a nosotros" (Gadamer, 2002: 129). Cierto, el lenguaje no se reduce ni a una cifra ni a ninguna palabra, más bien brota como flores. LC
Notas

1 Ricœur, en su texto sobre Freud, plantea como tarea fundamental del pensar "una gran filosofía del lenguaje que dé cuenta de las múltiples funciones del significar humano y de sus relaciones mutuas". (Ricœur, 1985: 7)

2 "Lo último, lo más tenue, lo más vacío, es puesto como lo primero, como causa en sí, como ens realissimum… ¡Que la humanidad haya tenido que tomar en serio las dolencias cerebrales de unos enfermos tejedores de telarañas!" (Nietzsche, 1979: 48).

3 "Estímulo-imagen del recuerdo ligados por la metáfora (razonamiento analógico). Resultado: se descubren y reviven semejanzas." (Nietzsche, 1974b: 69).

4 De esta apertura nietzscheana a las cosas del mundo, E. Fink (1984: 99) dice: "la misma muerte de Dios, el conocimiento de la futilidad de toda idealidad, sólo es posible, a su vez, por el hecho de que Zaratustra interroga a todo lo viviente y abre y rompe su corazón, descubriendo allí 'la voluntad de poder'".
Bibliografía

Fink, E. (1984), La filosofía de Nietzsche, Madrid, Alianza Editorial.
Gadamer, Hans-Georg (2002), "El significado actual de la filosofía griega", en Acotaciones hermenéuticas, Madrid, Trotta.
Nietzsche, Friedrich (1974a), "Introducción teorética sobre la verdad y la mentira en sentido extramoral", en El libro del filósofo seguido de Retórica y lenguaje, Madrid, Taurus. 
_____ (1974b), "El último filósofo. El filósofo. Consideraciones sobre el conflicto del arte y del conocimiento", en El libro del filósofo seguido de Retórica y lenguaje, Madrid, Taurus.
_____ (1979), El crepúsculo de los ídolos, Madrid, Alianza Editorial.
_____ (1981), La genealogía de la moral, Madrid, Alianza Editorial.
_____ (1985), "El niño del espejo", en Así habló Zaratustra, Madrid, Alianza Editorial.
_____ (1986), Más allá del bien y del mal, Madrid, Alianza Editorial.
_____ (1990), Como la luz tenue. Metáfora y saber, Barcelona, Gedisa.
_____ (1992), El nacimiento de la tragedia, México, Alianza Editorial.
Ricœur, Paul (1985), Freud: una interpretación de la cultura, México, Siglo XXI.
Ross, W. (1994), Friedrich Nietzsche. El águila angustiada, "Testimonios", Barcelona, Paidós.
Rovatti, Pier Aldo (1990), en F. Nietzsche, Como la luz tenue. Metáfora y saber.

abril 10, 2012

Ludwig Wittgenstein: Aspectos Pedagogicos de la Filosofia Terapeutica



ABSTRACT: A partir de la contraposición entre la filosofía dogmática o patológica y la filosofía positiva, entendida como práctica de estudio y crítica del lenguaje guiada por un objetivo terapéutico, es el propósito de este trabajo desplegar los aspectos pedagógicos contenidos en este último concepto, tal como se presenta en los último trabajos del filósofo austríaco, Ludwig Wittgenstein. Para esto se identifican primero, y se analizan después, los distintos terapéuticas, destinados, en un primer momento, a acompañer al discípulo-lector en la búsqueda de la salida del laberinto de significados en el que estamos cautivos; y en un segundo momento, a guiarlo en el proceso de modificación de la dirección de la mirada que permite establecer las conexiones entre los diferentes juegos de lenguaje y entre estos y las formas de vida que le corresponden, y que Wittgenstein denomina 'visión sinóptica.' 



Tanto en el Tractatus como en las Investigaciones Filosóficas Wittgenstein contrapone dos conceptos de filosofía. Por una parte, el concepto dogmático y tradicional, caracterizado en el Tractatus a partir del peculiar status de sus proposiciones, que se presentan como "sinsentidos" (Unsinning). (1) Estos sinsentidos provienen de la falta de comprensión de la lógica de nuestro lenguaje. Por otra parte, para descubrirlos y evitarlos Wittgenstein nos propone el ejercicio de una filosofía positiva, es decir, activa. La filosofía positiva se manifiesta como una constante actividad de crítica del lenguaje que, con el objetivo de esclarecer las proposiciones, procede por medio de "elucidaciones". (2) 



En 1929, después de casi una década de intenso trabajo -como alfabetizador en escuelas de diversas aldeas austríacas, como jardinero en un convento y como arquitecto en Viena- Wittgenstein retorna a Cambridge y reinicia la actividad académica sorprendiendo a sus alumnos con un estilo inédito, que expresa un nuevo modo de entender el significado. En rigor de verdad, esta nueva concepción del significado como uso se halla ya predelineda en el Tractatus. (3) En efecto, en diversos pasajes del Tractatus y también del Diario Filosófico Wittgenstein afirma que entender el significado de un término supone relevar su uso, si bien se trata del uso entendido como aplicación lógico-sintáctica. Sin embargo, son las nuevas categorías de análisis que Wittgenstein incorpora a su regreso a Cambridge -"juegos de lenguaje" y "formas de vida"- las que enriquecen las posibilidades contenidas en la identificación de significado y uso. Al mismo tiempo, ellas introducen nuevos matices -entre ellos un fuerte matiz pedagógico- en el concepto positivo de filosofía que en esta época maneja Wittgenstein: el de "filosofía terapéutica". 

Expresarse en términos de "juegos de lenguaje" supone, en primer lugar, negar la existencia de una esencia común a todas las lenguas históricas. Esto implica asentarse firmemente en el reconocimiento de la contingencia e historicidad de los significados. Porque sólo es posible comprender el significado de un término considerando el contexto o situación en el que es utilizado. De este modo todo juego de lenguaje nos remite siempre a una forma de vida de la que surge y a la que contribuye a articular. "Llamaré 'juego de lenguaje' al todo formado y las acciones con las que está entretejido". (4) Es por esto que, en segundo lugar, expresarse en términos de "juegos de lenguaje" supone, en última instancia, revisar la relación establecida entre teoría y praxis. Hablar un lenguaje no es algo teórico, la manifestación de un estado, o proceso mental, ya sea de comprensión o significado. Hablar un lenguaje es una práctica. Concretamente, una práctica que se basa en la acción de seguir reglas. Y la gramática de la expresión "seguir una regla" nos advierte que se necesita en todos los casos un entorno institucional que fije tanto los contenidos como los criterios públicos de corrección o incorrección en el seguimiento de reglas. Esta es la consecuencia directa del discutido argumento wittgensteiniano contra la posibilidad de un lenguaje privado. (5) Toda práctica es, pues, una práctica social. Y todos aquellas actividades intelectuales que la filosofía acostumbra agrupar bajo el dominio de la teoría, (significar, comprender, deducir, inferir, etc.) se nos revelan, a partir del análisis wittgensteiniano, como prácticas sociales. 

Para esclarecer las características y función de la filosofía terapéutica, Wittgenstein procede nuevamente en esta ocasión -como ya lo hiciera en el Tractatus- a contraponerla con la filosofía dogmática que es presentada, en las Investigaciones Filosóficas bajo la metáfora de la enfermedad. Se trata de precisar la peculiar patología filosófica que aproxima a los hombres a moscas encerradas en una botella, (6) que aletean sin cesar mientras buscan infructuosamente una salida. Cautivos en la jaula que el lenguaje construye para nosotros, los filósofos parecen condenados a transitar una y otra vez los mismos significados, inevitablemente: 

Una figura nos tuvo cautivos. Y no podíamos salir pues reside en nuestro lenguaje y éste parece repetírnosla inexorablemente. (7) (C y V parágrafo 75). 

Esta enfermedad filosófica radica en un cierto uso ilegítimo del lenguaje. Para descubrirlo Wittgenstein acepta el desafío de recorrer hasta sus últimas consecuencias los caminos por los que nos conducen los temas principales de la filosofía dogmática, para mostrarnos las trampas que nos tiende su condición aporética. Estas aporías se producen cuando el lenguaje "hace fiestas", (8) es decir, cuando sale de vacaciones: "Los problemas que nos ocupan surgen cuando el lenguaje marcha en el vacío, no cuando trabaja". (9) Porque la filosofía tradicional despoja a las palabras de aquello que les da vida: sus usos cotidianos y las situaciones concretas en las que estos usos se efectivizan. Persiguiendo esencias, conceptos puros, procesos inmateriales y fundamentaciones últimas, los filósofos sólo han logrado crear un reino de fantasmas. Lo grave es que su perversión nos seduce y fascina al punto de convertirnos en enfermos complacidos que se resisten a la cura, entre otros motivos para conservar el privilegio ganado en años: el sitio de honor reservado para la Verdad y el Saber absolutos. Porque si bien se presenta bajo la máscara de la pura y desinteresada teoría, lo cierto es que el discurso de la filosofía tradicional ocupa un lugar de poder en nuestra sociedad. Desde allí produce efectos innegables, garantizando el sistema de creencias establecidas y las prácticas sociales que a ellas le corresponden. Al enmascarar la relación existente entre nuestras prácticas y nuestros conceptos empobrece en forma alarmante nuestra capacidad de acción. El discurso filosófico oculta de modo deliberado sus condicionamientos y el modo de funcionamiento de sus conceptos, aislándose en un pretendido reino de universalidad y objetividad absolutas. Pero la consecuencia inevitable de este aislamiento del lenguaje es que queda sin contención su poder de crear ídolos. "En nuestro lenguaje hay anclada toda una filosofía", (10) afirma Wittgenstein, al tiempo que nos muestra como, ya desde el más puro y formal nivel sintáctico, el lenguaje nos obliga a pensar en términos de sustancia, sujeto, causa, fundamento... El privilegio de la práctica filosófica, tal como la conocemos se asienta en supersticiones y prejuicios, (11) y es necesario reconocerlos primero, para poder luego pasar a desactivarlos. 

La filosofía terapéutica se construye como un peculiar trabajo de estudio y crítica del lenguaje. Porque si en el lenguaje reside la causa de la enfermedad de la filosofía dogmática, en el lenguaje se encuentra también la clave para su cura. La alternativa es dirigir otra vez nuestra mirada hacia el lenguaje, pero ahora desde una diferente perspectiva. Por esto, la modalidad de esta tarea no es ya la propia de análisis filosófico. (12) No se trata de descubrir la inmutable forma lógica de nuestras proposiciones o construir lenguajes artificiales que excluyan toda vaguedad y ambigüedad a través de las rígidas reglamentaciones de sus leyes lógicas. Wittgenstein tiene claro que no aspira a un ideal, porque nuestro lenguaje "está en orden así como está". (13) 

Aceptar esto no es fácil, porque grande es la fascinación que ejerce en nosotros el ideal de la perfección e inmutabilidad. Ideal al que difícilmente se adecuan las cosas y las palabras que cotidianamente manejamos: 

Cuanto más cerca examinamos el lenguaje efectivo, más grande se vuelve el conflicto entre él y nuestra exigencia. (La pureza cristalina de la lógica no me era dada como resultado: sino que era una exigencia). El conflicto se vuelve insoportable, la exigencia amenaza ahora convertirse en algo vacío- Vamos a parar a terreno helado donde falta la fricción y así las condiciones son en cierto sentido ideales, pero también por eso no podemos avanzar. Queremos avanzar, por ello necesitamos la fricción. ¡Vuelta a terreno áspero!. (14) 

Y es precisamente describiendo nuestros cotidianos usos del lenguaje como regresamos al suelo áspero de la práctica lingüística cotidiana. La filosofía terapéutica se implementa como estudio y crítica del lenguaje, pero no guiada por las exigencias de la lógica, sino por la constatación de las peculiaridades del lenguaje que de hecho tenemos. A esta práctica filosófica Wittgenstein reconoce una tarea importante: retrotraer las palabras del lenguaje filosófico que gira en el vacío de lo pretendidos significados puros a las situaciones concretas en las que comúnmente son utilizadas. 

Queda claro que la filosofía terapéutica no se presenta como teoría sino como pura actividad. Esta actividad tiene en un primer momento un objetivo crítico: la destrucción de las ilusiones filosóficas mediante una adecuada descripción o relevamiento de nuestras formas habituales de hablar. Pero esta descripción debe implementarse de modo tal que las relaciones entre nuestros usos de las palabras y la praxis en las que están anclada, esto es la red de relaciones institucionales de poder en torno a la cual se articula la forma de vida que constituye ese significado. 

A partir de aquí es posible distinguir distintos momentos en la práctica de crítica del lenguaje denominada por Wittgenstein "filosofía terapéutica". Cada uno de ellos, lejos de resolverse en una identidad acabada, se construye a partir de superposición de métodos diversos en los que sin embargo es posible reconocer un cierto aire de familia. Este aire de familia se hace explícito en el nombre con que Wittgenstein bautiza a su modo peculiar de entender la actividad positiva de la filosofía: "No hay un único método en filosofía, si bien hay realmente métodos, como diferentes terapias". (15) El primer momento, que podríamos llamar crítico o desconstructivo, se articula a su vez en dos etapas: La primera, orientada a señalar e identificar la enfermedad característica de la filosofía nos sensibiliza en el reconocimiento de las trampas en las que nos encierran sus temas principales -la sobredimensión del juego nominativo del lenguaje, la búsqueda de esencias, la asimilación de la comprensión y el significado a estados o procesos mentales, la ilusión de la viabilidad de fundamentaciones últimas e instancias metacríticas-: 

El lenguaje ha preparado las mismas trampas para todos, la inmensa red de caminos equivocados transitables. Y así vemos como uno tras otro los hombres siguen los mismos caminos y sabemos dónde van a doblar, dónde seguirán derecho sin ver la desviación, etc. Así, pues, yo debería poner señales en todos los lugares de los que parten caminos equivocados, para ayudar a pasar los puntos peligrosos. (16) 

La segunda, que precisamente se apoya en la posibilidad de sortear estas trampas, consiste en el reconocimiento y afirmación 

del carácter histórico del discurso filosófico, de la contingencia de sus conceptos y problemas, de su solidaridad con las formas de vida con las que se entrelaza. Aspectos que los filósofos se empeñaron en ocultar durante siglos a través de artilugios destinados a operar la "sustracción del discurso filosófico al condicionamiento". (17) Para esto Wittgenstein recurre a diversos métodos terapéuticos. Por ejemplo, ejercitarse en imaginar el transcurso histórico de la evolución de nuestros pensamientos de modo distinto a como efectivamente aconteció. (18) O también, inventar juegos de lenguaje y formas de vida alternativas, correspondientes a tribus lejanas y exóticas, diferentes a todas las conocidas. (19) De este modo nos acercamos al segundo momento de la filosofía terapéutica, que se construye sobre la base de minuciosas descripciones de nuestros juegos de lenguaje cotidianos. Se trata de "compilar recuerdos para una finalidad determinada". Ocurre, sin embargo, que tan pronto como desplegamos esta finalidad advertimos en toda su extensión los aspectos pedagógicos que de algún modo se insinuaban ya en los momentos anteriores de la filosofía terapéutica. 

En efecto, en el primer momento se implementan instrumentos para lograr un cambio en la mirada propia y ajena que nos permita liberarnos de las trampas del lenguaje filosófico. A través de la descripción de los usos ilegítimos -es decir "desarraigados"- a veces levemente exagerados con el objetivo de enfatizar la disfuncionalidad, el lector o discípulo puede reconocer las dificultades y deformaciones y proceder a corregirlas, reconduciendo las palabras de su empleo metafísico a su empleo cotidiano. (20) Pero debe apresarlas profundamente, "arrancarlas de raíz" para poder empezar así un nuevo modo de pensar y por lo tanto también de ver las cosas. (21) Por esto, en un segundo momento, solidario e indisoluble del primero, el lector o discípulo es guiado -también a través de minuciosas y pacientes descripciones- hacia la adquisición de una "visión sinóptica" que le permita abarcar la red de conexiones existentes entre nuestros juegos de lenguaje y también entre estos y las respectivas formas de vida: "El pensador se parece mucho al delineante que quiere marcar todas las conexiones". (22) 

Wittgenstein insiste, una y otra vez, en que el procedimiento indicado para marcar estas conexiones no es en modo alguno la explicación sino la descripción: la descripción de los usos lingüísticos. La práctica filosófica se aleja así del modelo científico. No reemplaza una teoría por otra, y por lo tanto puede dejar la sensación de que se han destruido cosas importantes y que nada deja a cambio. Pero las cosas importantes no eran sino las cadenas que nos amarraban a una equivocada concepción del lenguaje y de su relación con el mundo. Y lo que nos deja a cambio son instrumentos que nos acercan la posibilidad de trabajar sobre nosotros mismos trabajando sobre el lenguaje. Por lo tanto el cambio que opera su práctica es mucho más sutil, pero también mucho más radical, que cualquier cambio que se produzca en el nivel de los conceptos. Porque trabajando sobre la propia comprensión se transforma nuestra manera de ver las cosas, y se modifican, al mismo tiempo, nuestras expectativas. Es decir, "lo que nosotros exigimos de ellas". (23) 

A partir de una práctica filosófica en apariencia inocente, el propio Wittgenstein dice que "deja todo como está", (24) es posible recuperar plenamente la capacidad de acción de los hombres. No es que Wittgenstein creyera que la filosofía terapéutica era capaz de cambiar el mundo, pero sí creía que al cambiar la dirección de nuestra mirada era la condición de posibilidad de todo cambio. La visión sinóptica no sólo nos permite revelar desajustes o desfasajes entre las prácticas y los conceptos sino que nos permite identificar alternativas que permanecen ocultas bajo los efectos de poder de los discursos hegemónicos. 

Indudablemente se trata de un aprendizaje arduo, que se actualiza a través de una experiencia personal e intransferible y que se halla orientado por el objetivo de la recuperación de la justeza de la mirada, opacada por la tan mentada enfermedad filosófica. Ninguna explicación o transmisión de contenidos puede ayudar en esta tarea. Pero sí ayuda acompañar a los hombres señalándoles los cruces peligrosos y acercándoles instrumentos metodológicos para que puedan continuar en camino, no sin antes advertirles que nunca se llega al lugar de la Verdad o el Saber sino que se trata de una actividad constante. Porque para Wittgenstein, la filosofía en su sentido terapéutico o positivo es la permanente lucha "contra el embrujo de nuestro entendimiento por medio de nuestro lenguaje". (25) Y considero que en los textos del llamado "último Wittgenstein -especialmente en las Investigaciones Filosóficas y en las Observaciones a los Fundamentos de la Matemática, es posible advertir una reflexión clara, aunque implícita y asistemática, sobre de estos métodos que se presentan como terapias, destinada a multiplicarlos y optimizarlos. 



Notes 

(1) Wittgenstein explícitamente diferencia estos sinsentidos de la metafísica clásica de los enunciados carentes de sentido (Sinnlos), como las leyes lógicas y matemáticas, que pertenecen al simbolismo como caso límite del mismo. (CF. WITTGENSTEIN, LUDWIG Tractatus Logico-philosophicus (en adelante T.L.P.), Madrid, Alianza, 1979, 4.461 y ss.). 

(2) T.L.P. 4.112. 

(3) La relación entre "significado" y "uso" está ya presente en el Tractatus. En la proposición 3.32 Wittgenstein establece la distinción entre signo y símbolo. El signo es el soporte sensible -constituido por sonidos hablados o escritos- del símbolo: "el signo es la parte del símbolo perceptible por los sentidos". Puede ocurrir que símbolos diferentes compartan un signo común. Cuando esto ocurre, los signos, a pesar de ser iguales, significan de distinta manera. Y es el uso el que nos permite reconocer la diferencia, detectando el símbolo en el signo; "el signo determina una forma lógica sólo unido a su aplicación lógico sintáctica' (T.L.P. 3.327); y también "el modo como el lenguaje designa se refleja en su uso' (WITTGNSTEIN, LUDWIG Diario Filosófico (1914-1916) Barcelona, Planeta -Agostini, 1986. La referencia al "uso" de un término se presenta en estos pasajes como una condición necesaria para la determinación del significado de un término. Sin embargo, el concepto de uso se limita a la aplicación lógico-sintáctica de los signos. 

(4) WITTGENSTEIN, LUDWIG Investigaciones Filosóficas (en adelante I.F.), Barcelona, Crítica, 1988, parágrafo 17. 

(5) Cf. KIPKE, SAUL Wittgenstein: reglas y lenguaje privado, México, UNAM, 1989. 

(6) Cf. I.F. parágrafo 309. 

(7) I.F. parágrafo 115. 

(8) I.F. parágrafo 38. 

(9) I. F. parágrafo 132. 

(10) WITTGENSTEIN, LUDWIG "Observaciones sobre 'la rama dorada' de Frazer" en Vortrag über Ethik und andere kleine Schriften, Frnakafurt, Suhrkhamp, 1989. 

(11) Cf. Parágrafo 110. 

(12) Utilizo aquí la expresión análisis filosófico para referirme a los objetivos y métodos de la primera filosofía analítica, tal como se conforma a partir de los trabajos de Russell y Moore. 

(13) I.F. parágrafo 98. 

(14) I.F. parágrafo 107. 

(15) I. F. Parágrafo 133. 

(16) WITTGENSTEIN, LUDWIG Cultura y valor (En adelante CV), Madrid, Espasa Calpe, 1995, parágrafo 94. 

(17) Cf. ROSSI-LANDI, FERRRUCCIO, Ideología, Barcelona, Labor, 1980, p. 301. 

(18) Cf. C.V. parágrafo 201. 

(19) Cf. WITTGENSTEIN, LUDWIG Observaciones a los fundamentos de la matemática, Madrid, Alianza. 

(20) Cf. I. F. Parágrafo 116. 

(21) Cf. C.V. parágrafo 274. 

(22) C.V. parágrafo 59. 

(23) C.V. parágrafo 84. 

(24) I.F parágrafo 24. 

(25) I.F. 109.

Por: Silvia Rivera Universidad de Buenos Aires 

agosto 23, 2011

I: Por lo que entiendo, solamente hay una cosa por la que vale la pena esforzarse: la aceptación.

I: Por lo que entiendo, solamente hay una cosa por la que vale la pena esforzarse: la aceptación.

UG: ¿No ves la contradicción en esos términos? Si aceptas, ¿dónde queda la necesidad de esforzarse? Se acaba. Si captas algo, no puedes hablar de esforzarte. Lo aceptas, te lo crees. Crees en algo, lo aceptas como un acto de fe y ahí se acaba todo. Si cuestionas eso, quiere decir que no lo has aceptado. No estás seguro de ello.

I: Tuve que aceptar mi trabajo como abogado antes de que pudiera adquirir el conocimiento necesario para conseguir el empleo.

UG: Tuviste que luchar y esforzarte mucho para adquirir el conocimiento legal necesario para conseguir el trabajo. Eso ya se sabe. Así que, ésa es la única forma. No hay otra. Estás aplicando esta misma técnica para alcanzar tus mal llamadas metas espirituales. Esta es la diferencia a la que estoy apuntando. Como abogado, sabes lo que se hace en los juzgados. Tienes que basarte en los precedentes y en las sentencias previas; las dos partes citan juicios previos y argumentan el caso. El juez, o bien acepta tus argumentos o los del otro y emite un veredicto en favor de tu cliente o en favor del otro cliente. Luego apelas a una instancia superior. Eso es lo mismo. Finalmente acudes ante la Corte Suprema donde el juez toma la decisión definitiva. Puede que discrepes con la sentencia-el cliente puede hacer todo lo posible por recurrirla y rehuir aceptarla-, pero esa sentencia puede ser impuesta por la ley. Si es un caso civil perderás aquello que estabas reclamando. Si es un caso criminal, acabarás en prisión. En última instancia ésta es la forma en que se decide quién está diciendo una mentira y quién está diciendo la verdad. En el análisis final eso es arbitrario. Por eso es esencial para ti estar versado en el conjunto de la ley. Es esencial para ti adquirir el conocimiento legal (necesario) para tu trabajo. Cuanto más eficiente seas, mayores serán tus oportunidades. Cuanto más inteligente seas, mejores serán tus expectativas. Eso es así. Por eso, has de luchar y esforzarte, has de emplear tu voluntad y obtendrás el éxito. Pero siempre hay algo más que lograr.

(Pero) estás empleando ese mismo instrumento para alcanzar tus metas espirituales. Esto es todo lo que estoy indicando. No puedes concebir la posibilidad de comprender nada si no es en el tiempo. Todo requiere su tiempo. Te ha llevado muchos años el estar donde estás y aun así te estás esforzando y luchando para alcanzar un nivel superior, cada vez más y más alto. Ese instrumento (la mente) que estás empleando no puede imaginarse la posibilidad de comprender nada sin esfuerzo, sin luchar, sin producir resultados. Pero los asuntos con los que has de tratar en la vida son asuntos vivos (del cómo vivir). Esto (la mente) no nos ha ayudado a resolver los problemas. Temporalmente puedes encontrar una solución, pero ésa crea otro problema y así sigue y sigue. Todo eso son asuntos de la vida. Problemas vivos. El instrumento que estás usando (el pensar) es un instrumento muerto y no puede ser empleado para entender nada que esté vivo. No puedes más que pensar en términos de esfuerzo, lucha, tiempo: un día alcanzarás la meta espiritual, del mismo modo que has logrado la meta que te habías puesto delante.

I: Pero ¿estás diciendo que existe un conocimiento tal que resuelve los problemas de la vida?

UG: No. Para nada. Ese saber no te puede ayudar a comprender o a solventar los problemas vitales. Porque esos no son problemas en ese sentido. Solamente tenemos soluciones. Solamente estás interesado en soluciones y esas soluciones no han resuelto tus problemas, por eso estás tratando de encontrar diferentes clases de soluciones. Pero la situación permanecerá siendo exactamente la misma. De alguna forma existe la esperanza de que descubrirás la solución para solventar tus problemas.

Por eso tu problema no es el problema, sino la solución. Si la solución desaparece, no existe el problema. Si existe una solución, el problema no debería subsistir más. Si las respuestas dadas por los demás (por los sabios) fuesen las respuestas, entonces las preguntas dejarían de existir. Así que esas no son obviamente las respuestas.

Si fueran las respuestas, las preguntas no existirían. Así que, ¿por qué no cuestionas las respuestas? Si cuestionas las respuestas, debes cuestionar a aquellos que han dado las respuestas. Pero das por sentado que esos son sabios, que su espiritualidad es superior a la nuestra y que ellos saben de lo que están hablando. ¡Ellos no tienen ni la más mínima idea!

¿...hay alguna posibilidad de pasar de este conocimiento de la realidad e ir a la realidad (verdadera)?

I: Lo que estoy preguntando es, ¿hay alguna posibilidad - comprendo
que no hay método - pero, hay alguna posibilidad de pasar de este
conocimiento de la realidad e ir a la realidad (verdadera)?

UG: Si eres suficientemente afortunado (solamente es cosa de suerte) y sales de esta trampa, la pregunta sobre la realidad deja de existir (para ti). La pregunta surge de ese conocimiento el cual está todavía interesado en descubrir la realidad de las cosas y en experimentar directamente lo que es la realidad. Cuando esto (el conocimiento) desaparece, la pregunta desaparece. Entonces no hay necesidad alguna de hallar una respuesta. Esta pregunta que te estás planteando, y que me planteas, nace de suponer que existe una realidad y esa suposición nace de ese conocimiento que tienes de la realidad... El conocimiento es la respuesta que ya tienes. Por eso estás planteando la pregunta. La pregunta surge automáticamente.

Lo que es necesario no es hallar la respuesta a la pregunta, sino comprender que esa pregunta que estás planteando, que pones ante ti y pones ante otros, nace de la respuesta que ya tienes y que es conocimiento. Por eso, el formato de pregunta y respuesta, si nos complacemos en exceso en él, se convierte en un ritual sin sentido... Si realmente estás interesado en descubrir la realidad, lo que tiene que aparecerte como claro es que tú mismo preguntar nace de las respuestas que ya posees. Si no, no podría haber pregunta alguna. En primer lugar, asumes por tu parte que existe una realidad y luego que hay algo que puedes hacer para vivir esa realidad. Sin el conocimiento (sobre la realidad) no posees experiencia de la realidad, eso es seguro. "Si no existe ese conocimiento, ¿hay otra forma de vivir esa realidad?" Estás planteando la pregunta. La respuesta acompaña a la pregunta. Por eso no hay necesidad de plantear preguntas ni hay necesidad de responder. No estoy tratando de parecer inteligente. Únicamente estoy señalando lo que interviene en el asunto del preguntar y del responder. No estoy realmente contestando ninguna de tus preguntas. Tan sólo indico que no puedes tener preguntas cuando no tienes respuestas.

I: Comprendo. Incluso entonces me gustaría seguir con el juego.

UG: Bien. Puede que resultes diestro jugando. Yo no. De todos modos veamos que podemos hacer.

I: Aunque sepas de nuestra preocupación por el saber, estás hablando sobre nuestra realidad y sobre el aceptar la realidad.

UG: Tal como es.

I: ¿Tal como es?

UG: Como nos es impuesta por nuestra cultura con el propósito de funcionar de modo inteligente y sano en este mundo, sabiendo que no posee otro valor distinto al de su valor funcional. Por que si no, ¿sabes?, nos meteremos en problemas. Si a esto no le llamas micrófono y decides llamarlo mono, tendremos que reaprender y cada vez que lo veamos tendremos que llamarlo mono rojo o negro en vez de llamarlo micrófono. Eso (el pensamiento o el lenguaje) es sumamente simple para el comunicarse.

I: Me pregunto qué sucedería si llamáramos a esa silla, lámpara y a esa mesa, sombrero, porque muchas de nuestras filosofías e ideas están relacionadas con ello.

UG: Es interesante el construir una estructura filosófica. Por eso tenemos tantos filósofos y tantas filosofías en el mundo.

¿Sólo fluir? ¿Nada que perseguir, solamente dejarse ir?

I: ¿Sólo fluir? ¿Nada que perseguir, solamente dejarse ir?
UG: Incluso ese "fluir" no es algo voluntario de tu parte. No tienes que hacer nada. No estás separado de eso. Eso es todo lo que estoy enfatizando. No puedes separarte de tus pensamientos y decirte a ti mismo "esos son mis pensamientos". Esa es tu ilusión y tú no eres capaz de hacer nada sin ilusiones. Siempre reemplazas una ilusión por otra. Siempre

I: Y yo también acepto eso.

UG: Tú aceptas que siempre estás reemplazando una ilusión por otra ilusión, por eso tu deseo de liberarte de la ilusión es una imposibilidad. En sí misma es una ilusión. ¿Por qué motivo quieres liberarte de las ilusiones? Eso es lo que acabará contigo. No es que te esté asustando, solamente estoy señalando que éste no es un juego trivial al que jugar. Eso eres tú, tú tal y como te conoces. Cuando ese conocimiento que tienes de ti mismo deje de estar ahí, el conocimiento que posees del mundo también desaparecerá. No puede continuar ahí. Esto no puede acabarse tan fácilmente. Una ilusión siempre será reemplazada por otra ilusión.

No deseas ser una persona normal, no quieres ser alguien corriente. Ese es el verdadero problema. Lo más difícil es ser alguien corriente. La cultura te exige que seas algo distinto de lo que eres. Eso ha creado una cierta inercia, un movimiento del pensar tremendo, poderoso, que exige que seas diferente de lo que eres. Eso es todo lo que ocurre. Puedes emplearlo para alcanzar algo; sino, no sirve para nada.

Para lo único que te es útil el pensar es para alimentar este cuerpo y para reproducirte. Esa es la única utilidad de tu pensar. No sirve para nada más. No puede ser empleado para especular. Puedes edificar una impresionante estructura filosófica con el pensamiento, pero carece de valor alguno. Puedes interpretar cualquier acontecimiento de tu vida y construirte otra estructura filosófica con el pensamiento, pero esto (el pensar) no ha sido diseñado para eso.


Al mismo tiempo te olvidas de que todo lo que tienes a tu alrededor es la creación del pensar. Tú mismo naciste del pensamiento; sino, no estarías aquí. En este sentido posee un tremendo valor y aun así es lo mismo que te destruirá. Esa es la paradoja. Todo lo que has creado en este mundo se ha hecho posible con la ayuda de ese pensar, pero desafortunadamente eso mismo se ha convertido en el enemigo del hombre porque estás empleando el pensar para propósitos distintos a aquellos para los que existe. Puede ser empleado para resolver los problemas técnicos de un modo correcto y eficaz, pero no puede ser empleado para resolver los problemas de la vida.

Pensar positivamente, vivir positivamente,... es muy interesante, ¿sabes? No puedes ser siempre positivo. ¿Cómo puedes ser positivo? A cualquier cosa que no te sugiera un pensar positivo lo llamas negativo. Pero positivo y negativo existen solamente en los dominios de tu pensamiento. Cuando el pensar deja de estar presente, (lo que está ahí) no es ni positivo ni negativo. Como decía, no hay algo así como un enfoque negativo. Es un truco. Te estoy diciendo que te mantengas por ti mismo. Puedes andar, puedes nadar, no te vas a hundir. Eso es todo lo que puedo decir. Mientras esté presente el miedo, la amenaza de que te hundas será casi una certeza. Sino, hay una fuerza ascensional en el agua que te mantiene flotando. El miedo a hundirte es lo que hace imposible para ti el que el movimiento suceda por sí mismo. ¿Ves?, no tiene dirección: es simplemente un movimiento sin dirección. Estás tratando de manipular y canalizar ese movimiento en una determinada dirección de modo que puedas obtener unos beneficios. Eres sencillamente un movimiento sin dirección.

¿Estás de acuerdo conmigo en que vives en un estado sin fricciones?

EL CORAJE DE ESTAR SOLO
Conversaciones con U.G. Krishnamurti
Amsterdam, Septiembre de 1982
Trascripto y editado por Ellen Cristal
Cintas originales producidas y editadas por Henk Schonewille



I: U.G., ¿Estás de acuerdo conmigo en que vives en un estado sin fricciones?

UG: ...Sin estar en conflicto con la sociedad. Ésta mi única realidad, el mundo tal y como es hoy en día. La "realidad última" que el hombre ha inventado no guarda ninguna relación con la realidad de este mundo. Mientras estés buscando, indagando y deseando entender esa realidad (a la que llamas "realidad última" o como quiera que la llames) no podrás enfrentar la realidad de este mundo exactamente como es. Por eso, cualquier cosa que hagas para escapar de la realidad de este mundo te dificultará vivir en armonía con las cosas que te rodean. Tenemos una idea de la armonía. Como vivir en paz con uno mismo - esa es una idea. Pero ya existe una extraordinaria paz allí. Lo que te dificulta vivir en paz contigo mismo es la creación [de la idea] de lo que tú llamas "paz", la cual no posee ninguna relación con el armonioso funcionamiento del cuerpo. Cuando te liberes de la carga de tratar de alcanzar, experimentar, y permanecer en esa realidad, entonces entenderás que es un problema comprender la realidad de las cosas. Descubrirás que no tienes forma de experimentar la realidad de nada,pero al menos no estarás viviendo en un mundo de ilusiones. Aceptarás que no hay nada, nada que puedas hacer para experimentar la realidad de algo, excepto la realidad que nos es impuesta por la sociedad. Hemos de aceptar la realidad tal cual nos la impone la sociedad porque nos es esencial funcionar en este mundo de un modo inteligente y sano. Si no aceptamos esa realidad, estamos perdidos. Terminaremos en un manicomio. Así que tenemos que aceptar la realidad tal cual nos la impone la cultura, la sociedad, o como quieras llamarla, y al mismo tiempo comprender que no hay nada que podamos hacer para experimentar la realidad de algo. Entonces no estarás en conflicto con la sociedad y el deseo de ser algo distinto de lo que eres terminará.

[En este estado,] la meta que te has puesto ante ti, la meta que has aceptado como el ideal a alcanzar, y el deseo de ser algo distinto de lo que eres, no existen más. No es cuestión de aceptar algo, sino que, la persecución de esas metas que la cultura ha colocado ante nosotros y a las cuales aceptamos como deseables, ya no está. El deseo de alcanzar esa meta tampoco existe más. Y así, eres lo que eres.
 
Cuando el movimiento hacia volverte algo distinto de lo que eres ya no existe, no estás en conflicto contigo mismo. Y si no estás en conflicto contigo mismo, no puedes estar en conflicto con la sociedad que te rodea. Mientras no estás en paz contigo mismo, no puedes estar en paz con los demás. E incluso entonces [cuando estás en paz contigo mismo] no hay garantía de que tus vecinos serán pacíficos, pero eso no te importará en absoluto. Cuando estás en paz contigo mismo, te conviertes en una amenaza para la sociedad del modo en que ésta funciona hoy en día. Serás una amenaza para tus vecinos porque ellos han aceptado la realidad del mundo como verdadera, y porque ellos también están buscando esa cosa llamada "paz". Te convertirás en una amenaza para su existencia, tal y como ellos la conocen y experimentan. Por eso es que uno está solo - no esa soledad que la gente quiere evitar - pero se está solo en ésto.

Ni la "realidad última" - en la que no estás verdaderamente interesado -, ni las enseñanzas de los gurús, ni las enseñanzas de los santos, ni la innumerable cantidad de técnicas que posees, te daran la energía que estás buscando. Una vez que ese movimiento [del pensamiento] ya no exista, eso empezará a andar y liberará la energía necesaria. No ha de ser la enseñanza de un santo. No ha de ser ninguna de las técnicas que el hombre ha inventado - porque allí no hay fricción. Realmente no sabes lo que es.

El movimiento ahí (señalando a los oyentes) y el movimiento aquí (señalándose a sí mismo) son uno y el mismo. La máquina humana no es diferente de la máquina que la rodea. Ambas marchan al unísono. La energía que hay allí, la misma energía opera aquí. Toda energía que experimentes mediante la utilización de técnicas, será una energía de fricción. Esa energía es creada por la fricción del pensamiento; el deseo de experimentar esa energía es la causa de la energía que experimentas. Pero esta energía es algo que no puede ser experimentada en absoluto. Es sólo una expresión de la vida, una manifestación de la vida. Tú no tienes que hacer nada.

Cualquier cosa que hagas para experimentar [esa energía], está impidiéndole funcionar, pues ella es la expresión de la vida. No posee valor alguno según la forma en nosotros medimos las cosas que hacemos - las técnicas, la meditación, el yoga y todo eso. Y no estoy en contra de ninguna de esas cosas, por favor no me malentiendas, pero esos no son los medios para alcanzar la meta que te has propuesto. La meta en sí misma es falsa. Si la meta propuesta fuera el mantenimiento del cuerpo, probablemente las técnicas del yoga te ayudarán a mantener el cuerpo en forma. Pero el yoga no es el instrumento para alcanzar la meta de la Iluminación, la Transformación, o como quieras llamarle. Incluso las técnicas de meditación son actividades centradas en el ego. Esos mecanismos que empleas, son mecanismos de perpetuación del ego, y así, el objeto de tu búsqueda es traicionado por todas esas técnicas, porque esas técnicas son instrumentos de perpetuación del ego. De pronto te darás cuenta, o aparecerá ante ti, el hecho que la búsqueda misma en pos de la "realidad suprema" es también un mecanismo de perpetuación del ego. No hay nada que lograr, nada que ganar, nada que alcanzar.

Mientras estés haciendo algo por alcanzar tu meta, eso será un mecanismo de perpetuación del ego. Y empleo la expresión "mecanismo de perpetuación del ego", pero no quiero decir que exista un "yo" o una entidad. Tengo que usar la palabra "ego" porque no hay otra palabra. Es como el sistema de arranque en un coche. Se mantiene a sí mismo. Es lo único que le interesa. Todo lo que desees alcanzar será un ejercicio del ego. Y cuando empleo la frase "un ejercicio del ego", siempre lo entiendes como algo que debiera ser evitado, porque tu meta es no ser egoísta. Mientras trates de hacer algo para no ser egoísta, serás un individuo centrado en el ego. Cuando este movimiento en la dirección de no ser egoísta desaparezca, entonces no habrá ego ni actividad centrada en el ego. De manera que, son las técnicas en sí mismas, los sistemas y los métodos que estás empleando para alcanzar tu meta de ausencia de egoísmo, las que son las actividades del ego.

Desafortunadamente, la sociedad ha colocado ante nosotros esa meta como el ideal, porque un hombre no egoísta supone ser un gran elemento para la sociedad, y la sociedad solamente está interesada en la continuidad, en el "status quo". Así que todos esos valores, que hemos aceptado como valores que uno debiera cultivar, han sido inventados por la mente humana para perpetuarse a sí misma.

La meta te está posibilitando seguir de esta forma, pero no vas a ningún lado. La esperanza es que, algún día, a través de algún milagro o de la ayuda de alguien, serás capaz de alcanzar la meta. La esperanza es la que te mantiene activo pero, real y tácitamente , no vas a ninguna parte. En algún punto del camino te darás cuenta de que todo aquello que estás haciendo para alcanzar tu meta no te lleva a ninguna parte, y entonces querrás hacer alguna otra cosa. Pero si has probado con uno, y no funcionó, tarde o temprano comprobarás que todos los demás sistemas son exactamente lo mismo. Esto ha de estar muy, muy claro.

Cualquiera sea la búsqueda en la que te hallas embarcado, en algún punto del camino te darás cuenta que no conduce a ninguna parte. En tanto quieras algo, seguirás haciéndolo. Ese querer algo ha de quedar muy, muy claro. ¿Qué es lo que quieres? "Quiero estar en paz conmigo mismo". Esa meta es imposible porque todo lo que hagas para estar en paz contigo mismo destruye la paz que naturalmente habría en tí. Has puesto en marcha el movimiento del pensamiento, el cual destruye la paz que ya existe. Es muy difícil comprender que todo lo que hagas es el obstáculo, es la única cosa que altera la armonía, la paz que ya existe.

Cualquier movimiento del pensamiento, en cualquier dirección, es un factor altamente destructivo para el suave y tranquilo funcionamiento de este organismo vivo, que no está para nada interesado en tus experiencias espirituales. No tiene interés alguno en ninguna de las experiencias espirituales, por muy extraordinarias que puedan ser. Una vez que tienes una experiencia espiritual se genera una necesidad de más y más experiencias del mismo tipo y, por último, desearás estar en ese estado permanentemente. No existe una cosa tal como la felicidad permanente o la dicha permanente. Tu piensas que existe debido a todos esos libros que hablan de la dicha eterna, del gozo permanente, o de la felicidad permanente. Aun sabiedo claramente que la búsqueda no te está conduciendo a ninguna parte, el mecanismo que está implicado, el instrumento que estás usando, te mantiene en marcha, porque no conoce ninguna otra cosa. Ha aparecido tras muchos años de arduo esfuerzo, trabajo y voluntad. Tu deseo de estar en un estado de ausencia de esfuerzo mediante el esfuerzo no tendrá éxito. Olvídate pues del estado sin esfuerzo, no existe en absoluto. Deseas alcanzar un estado de ausencia de esfuerzo mediante el esfuerzo, ¿cómo vas a lograr eso? No olvides que cualquier cosa que hagas, cualquier deseo que tengas, por cualquier motivo, es esfuerzo. La ausencia de esfuerzo es algo que no se puede alcanzar mediante el esfuerzo. Cualquier cosa que intentes para detener el esfuerzo es, en sí mismo, esfuerzo. Es realmente una locura pensar en eso. Todavía no te has presionado hasta ese punto. Cuando lo hagas tendrás un serio problema. Tienes que ver que todo eso que estás haciendo para estar en ese estado de ausencia de esfuerzo, por la razón que sea por la que quieras estar allí, es esfuerzo. Incluso el no desear emplear el esfuerzo, es también esfuerzo. La ausencia total de voluntad y la ausencia total de esfuerzo, de toda clase, puede ser llamada un estado de ausencia de esfuerzo. Pero ese estado de ausencia de esfuerzo no es algo que puedas alcanzar esforzándote.

Si pudieras comprender en algún momento la estupidez de lo que estás haciendo... Puedes cambiar las técnicas, puedes cambiar los maestros, pero básica y esencialmente, sea cual fuere la técnica que estés empleando para alcanzar tu meta, será el obstáculo. Y si contradijeras la enseñanza, tendrías que contradecir al que la enseña, pero entonces aparece el sentimiento y te dices: "Debo estar equivocado yo, no ellos, algún día lo voy a conprender." Déjame decirte que si no lo comprendes hoy, no lo vas a comprender nunca. El comprender es la ausencia del deseo de comprender, ahora o mañana. Puede que te suene a chiste, pero así es como es. ¿Qué quieres comprender? No puedes comprenderme en absoluto. He estado hablando durante veinte minutos y puedo continuar, pero no vas a comprender nada. No es que sea difícil. Es muy simple. La complicada estructura que está implicada es la que no acepta la simplicidad del hecho. Ese es el verdadero problema. Te dices a tí mismo: "No puede ser tan sencillo". Debido a que esa estructura es tan compleja no quieres ni considerar la posibilidad de que pueda ser sencillo. Por eso piensas que comprenderás en el futuro, no hoy. Mañana sucederá lo mismo, y después de diez años seguirá siendo lo mismo. ¿Qué hacer pues con esta situación? Todos hemos pasado por eso. O te vuelves loco o lo comprendes. Las probabilidades de volverte loco son altas si te presionas lo suficiente. Pero no te preocupes porque no lo vas a hacer.

¿Qué es lo que quieres comprender? No estoy diciendo nada profundo. He estado repitiendo lo mismo día tras día. Fundamentalmente te suena contradictorio. Lo que estoy haciendo es afirmar algo, y la siguiente afirmación niega la primera. Aunque te parezca contradictorio, realmente no lo es. La primera frase no expresaba realmente lo que estoy tratando de decir, por eso la segunda frase es la negación de la primera. La tercera afirmación niega las dos primeras, y la cuarta niega a las tres anteriores. No con la idea de llegar a ninguna meta. No con la idea de comunicarte algo. No hay nada que comunicar. Solamente existe esta serie de negaciones, y sin la idea de llegar a ninguna meta. Tu meta es comprender, pero no hay nada que comprender aquí. Cada vez que intentas extraer de esto una conclusión, trato de indicarte que no es correcta. Tampoco es la doctrina neti-neti (1).

En la India se ha desarrollado este enfoque negativo. Pero aunque lo llamen enfoque negativo, sigue siendo un enfoque positivo, porque están interesados en llegar a una meta. Han fracasado mediante aproximaciones positivas, por eso han inventado ese enfoque negativo. "Ni esto, ni esto, ni esto". La Iluminación (2) no puede ser alcanzada, ni puede ser experimentada, a través del enfoque positivo. Y ese enfoque negativo no es realmente negativo porque todavía está la meta positiva de conocer la Iluminación, o de desear vivir algo, aquello que no puede ser experimentado. Es solamente un truco. Eso es todo; un jugar consigo mismo (3). Mientras la meta sea una meta positiva - no importa qué meta sea, tanto si es positiva como si es negativa - no es un enfoque negativo, es un enfoque positivo. Puedes jugar todo lo que quieras, es interesante, pero no existe la Iluminación, no hay tal cosa. Si aceptas que existe la Iluminación harás algo por conocerla. Tu interés radica en el conocer. Por eso este movimiento no se va a detener mientras estés interesado en experimentar algo que no puede ser experimentado.

No existe algo a lo que pueda llamarse la Iluminación. ¿Y cómo puedo decir que no existe la Iluminación? ¿Cómo puedo hacer una aseveración tan dogmática? Ya lo descubrirás. Mientras estés persiguiendo la Iluminación, éste movimiento funciona. Sientes que hay algo que puedes hacer - te da esperanzas -, "puede que algún día me tope con esta experiencia de la Iluminación ". ¿Cómo puede la Iluminación volverse parte de lo conocido? No hay ninguna posibilidad. Incluso asumiendo por un instante que este movimiento (el querer conocer la Iluminación) desapareciera, lo que quedaría sería algo que nunca podrías conocer. No tienes forma alguna de conocerlo (4), no hay forma alguna de capturar eso y experimentarlo o expresarlo.

Por eso, hablar de dicha eterna, de ese gozo, del amor, todo eso es solo poesía romántica, debido a que no tienes medios de capturarlo, de contenerlo y de expresarlo. Tal vez puedas darte cuenta de que el pensamiento no es el instrumento para comprender, y de que no existe otro instrumento. Entonces no hay nada que comprender[, no tienes que comprender nada]. Si traduces lo que estoy diciendo en términos de tus valores, en términos de códigos determinados de conducta, te estás equivocando por completo. No es que esté en contra de los códigos morales de conducta. Tienen un valor social. Son vitales para el adecuado funcionamiento de la sociedad. Has de poseer algún código de conducta para moverte en este mundo de forma inteligente. Si no, habría un caos total en este mundo. Este es un problema social. No es un problema ético ni un problema religioso. Has de separar estas dos cosas porque estamos viviendo hoy en día en un mundo diferente al del pasado. Hemos de encontrar otro medio de mantenernos en armonía con el mundo que nos rodea. Mientras estés en conflicto contigo mismo no te será posible estar en armonía con la sociedad que te rodea. Tú eres el auténtico responsable de esto. Me temo que si traduces lo que digo al contexto de tu pensamiento religioso no verás cuál es el punto. No tiene nada que ver con la religión. No estoy sugiriendo que debas cambiar. Sencillamente no es posible. No estoy tratando de liberarte de nada. No creo que esta charla tenga propósito alguno. Puedes dejar de lado lo que digo y decir que es una tontería. Es tu privilegio. Pero puede que te des cuenta de que la imagen que tienes de tu meta, o la imagen que tienes de lo que serás un día (mediante todo el esfuerzo y la voluntad que estás invirtiendo), no tiene absolutamente ninguna relación con aquello que estoy describiendo. Lo que estoy describiendo no es verdaderamente aquello en lo que estás interesado. Me gustaría poder darte un vislumbre de ello. No un "vislumbre" en el sentido en que empleas la palabra "vislumbre". Un "tocarlo". Porque no querrías ni tocarlo. Y aquello que deseas, aquello en lo que estás interesado, no existe. Puedes tener una gran cantidad de experiencias bellas, si es que estás interesado en ellas. Haz todo tipo de meditaciones, haz todo lo que quieras; tendrás muchas experiencias. Es más sencillo experimentar esas cosas tomando drogas. No estoy recomendando las drogas, pero son lo mismo, exactamente lo mismo. Los médicos dicen que las drogas dañan el cerebro, pero la meditación también daña el cerebro si se toma en serio. Se han vuelto locos, han saltado al río y se han matado. Han hecho toda clase de cosas, encerrarse en cuevas, porque no eran capaces de afrontarlo.

Tampoco puedes observar tus pensamientos, no puedes observar cada paso que das. Te volverías loco. No podrías caminar. Eso no es a lo que se refiere la idea de que debes ser consciente de todo. "Observa todo pensamiento." ¿Cómo es posible que puedas observar todos tus pensamientos, y por qué motivo desearías observar todos tus pensamientos? ¿Para qué? ¿Para controlarlo? No podrás controlarlo. Tiene un impulso tremendo.

Cuando tienes éxito en tu imaginación y crees que has controlado tus pensamientos y experimentas cierto espacio entre esos pensamientos o un determinado espacio carente de pensamientos, sientes que estás llegando a alguna parte. Ese es un estado de ausencia de pensamientos inducido por los propios pensamientos, un espacio entre dos pensamientos. El hecho de que experimentes el espacio entre dos pensamientos y el estado de ausencia de pensamientos significa que el pensamiento estaba muy presente. Resurge poco después, como el río Rhône que atravieza Francia; desaparece, y aparece de nuevo. Se ha sumergido. El río está aún allí. No puedes navegar por él, pero por último aparece de nuevo. De la misma manera, todas esas cosas que estás empujando a las regiones subterráneas (sintiendo que experimentas algo extraordinario), suben a la superficie de nuevo y entonces descubres que esos pensamientos estaban sumidos en tu interior.

Normalmente, no te das cuenta de que estás respirando, no eres consciente de tu respiración. ¿Por qué quieres ser consciente de tu respiración? ¿Por qué quieres ser consciente del movimiento de la respiración desde su origen hasta su final? De repente eres consciente de tu respiración. La respiración y el pensamiento están estrechamente relacionados, por eso deseas controlar tu respiración. Y eso, en cierta medida, es controlar tu pensamiento por un rato. Pero si suspendes tu aliento, eso te va a llevar a la muerte, literalmente a la muerte, de la misma forma en que el suspender o bloquear el flujo de pensamientos te va a llevar a la muerte o te va a dañar algo. El pensamiento es una vibración muy poderosa, una vibración extraordinaria. Es cómo un átomo. No puedes jugar con esas cosas.

No vas a alcanzar la meta de controlar por completo tus pensamientos. El pensamiento debe funcionar de otra manera, de una forma "desconectada", o "disasociada". Pero eso es algo que no puede ser provocado mediante un esfuerzo propio. Tiene que retomar su ritmo natural. Pero incluso si deseas que retome su ritmo, le estás dando fuerza a lo opuesto. Tiene una vida que le es propia y que ha, por desgracia, establecido una vida paralela dentro del movimiento de la vida. Esos dos siempre están en conflicto, y el conflicto sólo acabará cuando el cuerpo se acabe.

El pensar se ha convertido en el amo de este cuerpo. El pensamiento se ha adueñado totalmente de todo. Está todavía tratando de controlar todo lo que hay. Tú no puedes sacar al sirviente fuera de la casa, lo intentes como lo intentes, y si le fuerzas, incendiará la casa aún a sabiendas de que él también se quemará. Es una tontería de su parte, pero esto es lo que vas a conseguir si lo intentas. No fuerces estos ejemplos a su conclusión lógica, sino que descubre por tí mismo cuando haces estas cosas; no las tomes a la ligera. O tómalas a la ligera y juega con ellas, da igual.

U.G. Krishnamurti

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(1) En el hinduísmo, y en particular en el Jnana Yoga y el Advaita Vedanta, neti neti es un canto sagrado o mantra, que significa "no es esto, no es esto", o "ni esto, ni aquello". Adi Shankara fue uno de los filósofos del Advaita que impulsó el enfoque neti-neti. Los Upanishads hablan de una existencia suprema, un alma total y universal, llamada Brahman, la cual va más allá de las definiciones occidentales de un Dios personal. Brahman abarca toda la realidad y es, por lo tanto, imposible de describir totalmente. Netineti es considerado entonces como el enfoque para comprender el concepto de Brahman sin utilizar definiciones afirmativas (y por lo tanto inadecuadas) o descripciones de Brahman. El propósito del ejercicio es negar las racionalizaciones conscientes, y otras distracciones, durante la meditación. Es también la visión del sabio sobre la naturaleza de lo Divino, y especialmente de los intentos por capturar y describir la esencia de Dios.

(2) Literalmente, "lo desconocido", en el original en inglés. Preferimos la traducción de "lo desconocido" por "la Iluminación" porque el estado del "Iluminado" es el estado de no-conocer, o el que no puede ser conocido, y es a eso a lo que en nuestra opinión se refiere U.G. De haber continuado con la traducción literal, habrían perdido el sentido varios párrafos fundamentales. Preferimos dejar al lector, no obstante, al tanto de los cambios introducidos.

(3) Aunque no figure en ningún registro, U.G se refirió a esto (por lo menos una vez) con el término "masturbación filosófica".

(4) En casi todas sus charlas U.G usa el término "conocer" por su característica de "proceso que transcurre en el tiempo", remarcando su cualidad de "acción" o "actividad". Aunque esto sea así por definición, nuestro entorno no nos predispone a darnos cuenta de ello y de que, hay en nosotros un proceso contínuo de conocer, transcurriendo en el tiempo - y creándolo -, y creando la experiencia con la cual nos identificamos. U.G indica también que nuestra mente está en un constante proceso de "conocer".